La clave para una buena alimentación

11.02.2012 19:22

 

Variedad y calidad

·        La cantidad de comida debe cubrir tus exigencias energéticas.

·         Selecciona alimentos de todos los grupos principales que forman la pirámide nutricional; uno solo no te aporta los nutrientes que necesitas.

·        Factores como la edad, el sexo y la actividad física delimitan tu ingestión diaria. Para mantener tu peso tienes que compensar lo que comes con la energía que gastas.

·        Una dieta normal proporciona 50 a 60 por ciento de energía a través de los hidratos de carbono, 30 por ciento la obtienes de los lípidos y el 10 o 15 por ciento restante lo aportan las proteínas.

Come despacio sin engullir  Vigila la cantidad de comida  que ingieres con estos trucos que te damos

·        Mastica bien y despacio.

·         Levántate de la mesa con el estómago aún ligero, pero sin apetito. 

·        Come para quitarte el hambre, pero nunca para llenarte.

·        Utiliza platos y cubiertos de postre o pequeños y déjalos 
en la mesa entre un bocado y otro.

·        Come sentado y concéntrate en todo: olor, sabor y textura.

Mínimo 3, máximo 5

·        Come entre tres veces y cinco veces al día platos que no sean muy abundantes.

·        Desayuna; incluye alimentos de estos tres grupos: lácteos, cereales y frutas.

·        Evita “picar” entre comidas.

Sal a comprar con el estómago lleno

·        Para comprar de forma racional, con la cabeza y sin dejarte llevar por la ansiedad, tienes que ir al supermercado sin hambre.

·        Acostúmbrate a meter en el carrito de la compra lo que sea realmente necesario y nutritivo.

Cocina sin grasa y poca sal

·        Evita cocinar con salsas grasas o grandes cantidades de sal. 

·        Prepara los alimentos en su propio jugo y con aliños ligeros y usa técnicas sanas, como la cocción al vapor, a la plancha, en microondas, al horno.

·        Aliña tus platos con aceite de oliva, aporta sustancias muy beneficiosas. 

·        Modifica las recetas para eliminar grasas saturadas, colesterol, azúcares agregados o con sal.

·        Realza el sabor con especias para evitar la sal.

Muévete y ejercita tus músculos

·        Realiza actividades diversas para ejercitar todos los músculos, incluyendo el corazón.

·        Necesitas ejercicios que te ayuden a desarrollar  la resistencia cardiovascular, la fuerza muscular y ósea y, la flexibilidad. 

·        Los expertos aconsejan realizar alrededor de 30 minutos diarios de actividad física moderada, o más tiempo en días alternos.

Apúntate a la pirámide nutricional

·        Los siguientes alimentos te dan el marco para una dieta saludable: pasta, arroz, pan, cereales de granos enteros y enriquecidos, vegetales, frutas, lácteos, carnes magras, aves, pescado y granos.

·        Reduce el consumo de proteínas de origen animal  y sustitúyelas por granos o cereales integrales. Sobre todo, toma menos carnes rojas y más pescados azules.

·        Sustituye la leche entera por la descremada o la de soja enriquecida con calcio, y los quesos grasos o curados por los tiernos.

·        No tomes más de cuatro yemas de huevo por semana, puedes superar esta cantidad en el caso de usar sólo las claras.

·        Los vegetales, son la base de tu alimentación junto a los cereales y los granos. Selecciona alimentos integrales, ya que tienen mayor cantidad de fibra y minerales.

·        Todos los días toma al menos dos piezas de fruta fresca.

·        ¡Toma alcohol con cuidado! No consumas más de 30 g al día.

Bebe suficiente agua

Cada día tienes que beber la cantidad adecuada de agua, así aseguras el correcto funcionamiento de tus procesos orgánicos y sobre todo, eliminas residuos. Necesitas tomar entre dos a  tres litros al día: una parte la obtienes de los alimentos y la otra  bebiendo líquidos. Pero ¡no te precipites!, esta norma tiene matices. 

·         Si consumes agua durante o después de las comidas disminuyes el grado de acidez de tu estómago, pero recuerda que esto provoca la inactivación de las enzimas digestivas; al diluirse pierden eficacia y la digestión se verá ralentizada.

·         Si sueles tomar bebidas frías con las comidas o le pone mucho  hielo a la jarra de agua, estás haciendo que la temperatura de tu
estómago baje y como consecuencia la digestión de la comida se ralentiza más.

·        Si quieres beneficiarte el doble de las propiedades del agua,  memoriza estos dos consejos: trata de beber en los intervalos de comida, dos hora después de comer y media hora antes de la  siguiente comida. Bebe uno o dos vasos de agua al levantarte,
así consigues una hidratación óptima, al mismo tiempo que activas los mecanismos de limpieza del organismo.